Ya hemos repasado los principales componentes del ordenador, aquellos que más afectarán al rendimiento de nuestro ficticio futuro nuevo ordenador para jugar: microprocesador y placa en la primera parte, y gráfica y memorias en la segunda parte.
Hoy continuamos también con dos componentes más: disco duro y fuente de alimentación. Hemos entrado ya en unos componentes cuya importancia se ve reducida bastante frente al rendimiento final y general de nuestro ordenador, con lo que todo lo que hemos invertido en las anteriores dos entradas vamos a intentar ahorrarlo a partir de este punto.
Disco duro
Para elegir nuestro disco duro tenemos que tener en cuenta dos aspectos.
Primer aspecto, existen diferencias notables entre unos discos duros genéricos y unos profesionales. De los primeros hay montones y montones de modelos de fabricantes distintos, aunque todos suelen tener unas características muy parecidas y, consecuentemente, un rendimiento similar.
Los discos duros profesionales como tal no existen en el ámbito doméstico, pero sí los semiprofesionales. Me estoy refiriendo a la gama Raptor de los Western Digital, que tienen la característica de tener unos tiempos de acceso a disco muy reducidos, de aproximadamente la mitad que los discos más normales.
Como tal, su precio es también bastante más caro, unas cuatro o cinco veces más según el modelo que elijamos. Su rendimiento es bastante superior, desde luego, pero como dije en la cabecera de la entrada: vamos a intentar reducir el gasto de aquí en adelante para contrarrestar lo que nos hemos gastado en los anteriores (y más importantes) componentes.
Así que vamos a elegir un disco duro genérico, uno normal y corriente, pero SATA2 (sería basante gracioso ir a por un IDE). Aquí nos asalta una duda: ¿qué capacidad?.
Este es el segundo aspecto que nos encontramos. En la actualidad ya encontramos discos que van de los 120 GB (a veces menos) hasta ya el tera (1.000 GB) de capacidad, y la elección tiene que ser de cada uno, propia. Si se va a usar el ordenador como un almacén de contenido multimedia se puede optar por discos más grandes, pero si se va a jugar y poco más, conviene un disco relativamente pequeño.
Por ejemplo, yo voy a optar por uno mediano: WesternDigital RE2 WD5001ABYS de 500 GB, que ofrece un tiempo de acceso de 8.9 milisegundos, 16 MB de memoria caché y 7.200 rpm por unos 90 euros.
Es interesante saber también que podemos montar un RAID 0 con dos discos de forma que su rendimiento final sea notablemente superior, aunque no en exceso (no llega al rendimiento de los Raptor).
Sin embargo, dado que vamos a minimizar el coste a partir de aquí, elegiremos un sólo disco. Sería bueno plantearse la compra de otro disco para formar el RAID 0, pero ya en un futuro.
Más información | WesternDigital
Fuente de alimentación
Hemos llegado a un punto en el que se necesita mucha potencia, más aún en sistemas como el que estamos montando. En las fuentes de alimentación, como con los discos duros, podemos encontrar una variedad enorme, desde los 300 vatios a los más de 1.500 (que suponen una salvajada extrema), y los precios también varían mucho, muchísimo.
Es bastante importante una buena fuente de alimentación, no para el rendimiento sino para mantener una estabilidad que no haga que todo nuestro ordenador reviente (eléctricamente hablando) y tengamos que tirarlo (reciclarlo) y comprar otro nuevo, partiendo de cero.
En este punto comentaré una situación: hace años yo compraba fuentes genéricas, “no hay problema” me decía. Por entonces había obras frente a mi casa que generaban picos de tensión que poco a poco iban afectando a la fuente de alimentación, hasta que un día escuché un petardazo, me acerqué al ordenador y olía raro. No encendía, por supuesto, y prácticamente no quedaron componentes para reutilizar (memorias RAM, unidades ópticas y tarjeta de red, por entonces las placas no la integraban). Eso me ocurrió en dos ocasiones, en períodos de tiempo relativamente alejados un par de años (afortunadamente la segunda vez empecé a escuchar un zumbido y mi dedo acudió a la regleta inmediatamente, pudiendo cambiar posteriormente la fuente de alimentación y salvar el ordenador al completo.
A partir de ese momento, sabiendo ya que el problema eran los picos de tensión y la mala calidad de las fuentes de alimentación que adquiría (eran genéricas, sin marca), decidí no comprar nunca una mala fuente, y desde entonces (he tenido otro par de ordenadores, ambos con fuentes de alimentación buenas) y con las obras frente mi ventana, ningún problema.
Y todo este rollo para recomendar una buena fuente. Nos saldrá algo más cara, pero merecerá la pena de cara al futuro.
Tenemos que plantearlos cuantas tarjetas gráficas vamos a instalar, ya que es un componente que exige muchísimo. Por ejemplo, en CNet comentan que para la 9800 GTX es recomendable una fuente de alimentación de 450 vatios para una 9800 GTX, 750 vatios para dos, y ya los 1.000 vatios para la configuración 3-Way.
Por ejemplo, yo me iría a por una OCZ StealthXStream de 500 vatios, por unos 70 euros, o a por la gama GameXStream también de OCZ que tienen modelos de los 600 a los 1.010 vatios por precios entre 100 y 250 euros. Hay alternativas como las Thermaltake que suelen ser algo caras pero dan unos datos bastante buenos.
Nosotros vamos a elegir un modelo medio, suponiendo que montaremos un SLI de dos gráficas 9800 GTX en un futuro, aunque por ahora vamos a instalar sólo una tarjeta. Nuestra fuente será la OCZ GameXStream 850W, por unos 175 euros.
Más información | OCZ.
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